Nota editorial: Hemos traducido este artículo, escrito originalmente por Nina Zamora en español.
El baile Pole tiene la capacidad de llegar a ser muy sexy y seductor. De hecho, TODAS las formas de baile pueden ser sexys, desde las más conocidas por ser "sexys", como la salsa, la bachata o el twerk, hasta incluso formas de baile que no relacionamos directamente con la sensualidad, como las danzas contemporáneas y clásicas. La danza es una herramienta para transmitir emociones y mensajes, es un lenguaje con el que puedo expresar obscenidades o hacer poesía.
El erotismo es sólo una de las muchas emociones que podemos transmitir bailando.
Como cualquier otro tipo de danza, la danza pole puede ser extremadamente sensual, pero del mismo modo puede ser totalmente lo contrario. Para mí se produce una situación molesta cuando esta última opción es inconcebible para algunas personas, que sexualizan mi disciplina independientemente de cómo se represente. Es casi ofensivo simplificar o reducir gran parte del complejo arte del pole a ser simplemente sexy o seductor. Es un arte que te permite hablar con el movimiento utilizando el pole como herramienta de experimentación, y la lista de cosas que se pueden decir con él es interminable.
La danza Pole está directamente relacionada con la danza erótica que realizan las strippers en el espectáculo de los bares, una profesión que no desprecio ni veo como "menos que", pero la pena es no poder ni siquiera concebir el pole fuera de ese contexto. Es no apreciar y valorar el enorme potencial que tiene la disciplina como deporte de alto nivel, o forma de expresión artística, y todo por puro prejuicio e ignorancia. El pole existe en escenarios completamente ajenos al erotismo. Esos contextos son el deportivo y el artístico. El pole deportivo busca la perfección y la precisión técnica, y un alto nivel de dificultad acrobática; el erotismo es un ingrediente inexistente en una rutina de pole deportivo. El pole artístico se utiliza como herramienta visual en espectáculos de arte, danza o teatro.
La única similitud que existe entre el pole erótico y otros géneros de pole es la herramienta que se utiliza -es decir, el aparato de pole-, pero aún más importante es lo que lo diferencia: la forma en que se utiliza esta herramienta, el lugar en el que se realiza, para quién, con qué objetivo y lo que quiero transmitir cuando lo realizo.
Siempre habrá personas que, por más que se lo digas, o se lo muestres, son tan cerradas de mente y tienen tan pocas ganas de informarse que les resulta imposible ver o aceptar posibilidades distintas a las que conocen dentro de su pequeño espacio de realidad. Es una pena para estas personas porque ser curioso y tener la mente lo suficientemente abierta como para explorar realidades diferentes a la propia, o a lo que nos enseñan desde pequeños es lo que te convierte en una persona más evolucionada, conocedora y enriquecida. Esas personas cerradas se pierden mucho.
Ahora bien, el hecho de que el pole pueda desprenderse del erotismo no significa que el erotismo sólo pueda existir desligado de lo artístico. Es decir, puede haber artisticidad en lo erótico, desde el desnudo en la fotografía, la pintura, hasta los espectáculos culturalmente reconocidos como el famoso espectáculo parisino de Burlesque, el Moulin Rouge. De hecho, en tiempos de la antigua Roma, los desnudos realizados por pintores como Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci eran vistos como pornografía, ahora los reconocemos como arte. El pole utilizado de forma erótica puede ser algo maravillosamente artístico, ya que el pole, como he dicho antes, es sólo una herramienta.